Rosa
Oye esta palabra
Oye esta palabra mínima,
ala de ave, apenas mariposa,
que vuelve sobre ti
en un arpegio tenue.
Óyela, concíbela otra vez,
como si fuera el halo
Deposítala en la flor que tuvo el alma
sobre el pecho herido,
recortado en el papel
y el viento.
Óyela temblar.
atiéndela en regazo de paloma,
con calor de niño,
con caricia suave
desprendida de la yerba.
Mira este potrillo desherrado,
esta gota de agua
caída de una lluvia incontenible.
Ámala otra vez en el camino
lento
que nos dio la tarde.
Pruébala, recíbela,
tómala en tu vientre enamorado
y apártale esa nube procelosa, mala,
en la que ¡ay!, sin darse cuenta,
huyó de tu candor
para
dejar de ser ángel.
Del libro Azumbres de la noche (1993)
Mariano Estrada www.mestrada.net
Paisajes Literarios
Precioso poema, reina en él la compleja armonía del gusto por la palabra
ResponderEliminarGracias, Juan: "el gusto por la palabra". He ahí una de las claves de la poesía y de los poetas.Disponerlas en orden entra dentro de esa complejidad de la armonía, a la que te refieres. Un abrazo
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