sábado, 12 de noviembre de 2016

Lágrimas

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

Lágrimas

Primavera. Últimas horas de la tarde. Ella era muy joven. Venía hacia el lugar donde yo estaba sentado como una estatua fija. Andaba con lentitud, casi con parsimonia. Me incorporé. Nos conocíamos desde hacía algún tiempo, pero apenas habíamos hablado en un par de ocasiones. La noté compungida. Deduje que estaba enamorada y, en efecto, me susurró que acababa de discutir con su pareja. No sabía qué hacer ni dónde refugiarse. Me miró como pidiéndome socorro. Yo abrí los brazos y se echó confiadamente en ellos. Finalmente, rompió a llorar de forma incontenible. Las lágrimas le caían por las mejillas como ríos zaheridos por la tempestad. Sus defensas eran muy débiles. Yo podía haber sorbido su llanto y ella no hubiera ofrecido resistencia. Me contuve. Sabía que los torrentes que salían de sus ojos me hubieran conducido inexorablemente hacia sus labios y, traspasar esa barrera, nos hubiera hecho daño a los dos.

Mariano Estrada
Del almario de los buenos recuerdos

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