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Una lágrima, una risa, una mirada…
El día que se calle el amor
habrá un terrible silencio.
O acaso empiecen a oírse
los tambores sordos del vacío,
de la noche recurrente
y repetida y ciega,
de la jungla inabarcable,
la
soledad frente a Dios,
la nada.
Por fortuna,
el amor es una savia que se
renueva
y, mezclada en el barro,
siempre habrá una gota que resista
los embates
de los tiempos
secos.
Un lágrima, una risa, una mirada...
Esas cosas
nos salvarán
de la química
o la muerte.
Del libro El cielo se hizo de
amor (1986)
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
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