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Vida solitaria
No he
degustado otra brisa
que la
prisa;
no he
degustado otro viento.
A mí me tuvo
mi madre
entre la
casa y el huerto.
No se me dio
más salida
que la vida;
no se me dio
más escuela.
De sol a sol
un arado
para
clavarlo en la tierra.
Nadie me ha
dado la mano
como
hermano;
nadie me ha
dado los ojos.
Entré en el
mundo sin nadie,
ayuno de
almas, yo solo.
Nunca he
tenido ni amigos
ni enemigos;
nunca he
tenido calores.
Tan solo
apremios y prisas
y, sobre
prisas, sudores.
Hoy me ha
venido la calma
sobre el
alma;
hoy me ha
venido la suerte.
Hoy se han
mirado a los ojos
mi corazón y
la muerte.
Del libro Tierra
conmovida (1993)
Mariano
Estrada www.mestrada.net Paisajes
Literariois
QUE BELLO POEMA.!!!!Y UN FINAL DONDE SE ENFRENTA LA VIDA CON LA MUERTE.Y ÉSTA ES LA QUE SIEMPRE TRIUNFA .PRECIOSA LA IMAGEN QUE ACOMPAÑA EL POEMA,UN LABRIEGO SURCANDO CON EL ARADO DE MANCERA,ME RECUERDA A MI PADRE.UN ABRAZO.
ResponderEliminarHola, Olga: a mí también me recuerda a mi padre, a pesar de que él araba con una yunta de vacas, pero la esencia es la misma.
ResponderEliminarEn cuanto a la muerte, lo más que ha conseguido la medicina es una ligera ampliación de los plazos.
Un abrazo
Muchos dicen que es la vida que nos tocó vivir, pero no es así, está en nosotros buscar lo bello de cada momento, de cada circunstancia... Un abrazo y Ánimo ... Bendiciones :)AMY
ResponderEliminarHola, Amy: todo es opinable, pero la realidad en la que se apoya el poema no dejaba opciones a su protagonista. Eran otros tiempos, desde luego, pero ahora también hay personas que se encuentran en realidades hasta cierto punto comparables, si bien los ambientes son muy distintos. Un abrazo
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